https://youtu.be/maM5QI3REw8

martes, 17 de noviembre de 2020

2020 El año que cambiaron nuestras vidas.

 "2020".. 





 Este escrito, del(año 2020), puede herir la sensibilidad del lector e, incluso puede contener trazas de mal gusto.

 Está basado en hechos reales; y los personajes que intervienen, aun siendo ficticios, guardan estrecha relación con la necedad existencial, de un país imaginario llamado España.

Y digo imaginario, al entender que todo lo que nos viene sucediendo, me hace pensar que se trata de un mal sueño.

También digo lo de mal sueño, porque me cuesta creer que en este país, hayan desaparecido los grandes de la cultura, hombres; y mujeres capaces de externalizar, el sentido de la equidad para corregir una situación tan perturbadora, como la nuestra. 

Es ahora cuando la cordura de las brillantes mentes se necesita. 

Es el momento en que los intelectuales, de equitativa sensatez; y privilegiada mente deben aportar conocimiento, algo de lo que adolece en general la clase política de este país. Ahora es, cuando conviene hacer buena aquella frase de Abraham Lincoln: "Una casa dividida contra sí misma no puede mantenerse en pie" 

Me preocupa España; y su letargo. 

Me hastía que para remediar nuestros males pretendan que aún vivamos de las rentas de una guerra civil. 

Me mortifica que unos; y otros, me refiero a políticos, en liza, nos traten a los ciudadanos como juguetes rotos, o moneda de cambio. 

Me asquea ver como el presente se desvanece sin piedad, imponiendo la crueldad de un no futuro. Estamos en un punto de no retorno; y así podemos estar años e incluso siglos. Votamos, volvemos a votar en un ejercicio simplista, cortoplacista; y por extraño que parezca inútil de todo punto.

La situación en España, se nos ha ido de las manos, estamos a merced de los necios, de los simples; y de los paniaguados.

Este país, necesita cordura intelectual, estadistas de oficio; y no regidores de medio pelo.

Sobran progresías, sufragadas con el dinero de los contribuyentes. 

Sobran los estereotipos de nuevo cuño, ya saben, o conmigo, o contra mí, lo cual conduce a la estupidez exponencial que ahora orbita alrededor de la perturbación mental, ya saben, si llevas el reloj sobre la mano derecha eres un facha; y qué decir de los gallos que violan a las gallinas; y el supuesto toque de la supuesta teta de la señora Pilar Rahola por parte del rey Juan Carlos I, por no hablar de inseguridades, homicidios, o fronteras violentadas, entre otras lindezas. 

Pues esa está siendo la recaudación de valores gracias a la inoperancia política, social; y económica que nos dispensan los encantadores de espejismos.


Me alarma el abandono de la España rural, el deterioro moral, la penuria emocional de quienes viven el vacío, de unos pueblos llenos de campos infértiles. 

Me indigna la superchería de la izquierda, tanto como la soberbia de la derecha, así como el enchufismo, el amiguismo al igual que toda clase de prebendas asociadas, a los cargos públicos. 

Me repele la justicia politizada, quiero un poder judicial independiente capaz de amparar al honrado; y escarmentar al perverso.

Quiero que sea el pueblo quien legisle cuando algo no funciona, o vaya en contra del bienestar social de la mayoría.

Quiero que los botarates de turno, sepan que al electorado no se le compra con subastas ni mercadeos, como si fuéramos esclavos, sujetos a la oferta; y la demanda.

 Quiero esa clase de verdad que nos hace libres, como sucede en otros países cuyos modelos de democracia funcionan, con mejores garantías de presente; y futuro.

Por querer quiero un país capaz de reinventarse, de una puñetera vez, tomando ejemplos de otros cuyos gobiernos saben dimitir por impericia demostrada. Quiero que aquellos servidores públicos acusados de corrupción, o beligerancia de actos sean juzgados con idéntica firmeza; y rectitud demostrando que la ley es igual para todos. 

Creo en la solidaridad, pero no, a cualquier precio. 

Quiero esa diversidad igualitaria bien entendida, bien armonizada, bien repartida; y con idénticos raseros.

 Quiero que antes de que vengan los unos, no se nos vayan los nuestros.

Ya sé que la mentira en política es la verdad de los crédulos. 

Ya sé que las divergencias ideológicas, quedan bien para los devotos, pero a los sectarios le gusta apacentar en la opulencia de los tolerantes. Hay canas en mi cabeza, pero yo sigo como un cándido, de la ensoñación. Créanme, toda esta historia nada que ver con ningún síndrome postvacacional.







Antonio Pedrosa

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Pedrosa