https://youtu.be/maM5QI3REw8

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miércoles, 15 de julio de 2015

La critica es buena; cuando es buena critica.

(Sin crítica no hay libertad.)

Los informes sobre educación en el mundo, sitúan a los alumnos españoles casi en la cola, tanto en ciencias; y matemáticas como en comprensión de la lectura de textos. Sin el uso de esos instrumentos no hay democracia."De esto se aprovecha la clase política; de la ignorancia del pueblo".


Esta información la ley:  en una revista en la sala de espera, de un dentista, (mas de una hora de espera); de esto hace más de un año; y fue en Pineda de Mar (Barcelona), pero creo que sigue en vigor en estos días
: quiero decir que tuve tiempo de dar vueltas; y vueltas a la noticia, que, por otra parte, no tenía nada de inesperado ni original. La nueva encuesta sobre la educación en el mundo situaba a los alumnos españoles prácticamente en la cola, tanto en ciencias; y matemáticas como en comprensión de la lectura de textos. Esta encuesta no hacía sino confirmar las encuestas anteriores, de modo que podía apreciarse una catastrófica estabilidad con progresivos empeoramientos, eso sí, en la valoración de nuestros estudiantes. Esta noticia ocupaba la página izquierda de la revista,(nuevos tiempos), mientras la derecha ofrecía datos sobre la próxima reforma educativa, la séptima, se afirmaba, de la democracia.


Esto último me resultó muy inquietante pues obligaba, a la fuerza, a formular una pregunta: ¿podía hablarse realmente de democracia tras seis reformas educativas fracasadas a lo largo de treinta años? ¿No sería que teníamos un régimen formalmente democrático pero no una sociedad de ciudadanos libres? Me cuesta creer, que pueda existir una comunidad libre sin armas críticas; que aseguren el mantenimiento de la libertad; y las informaciones sobre el nivel educativo de los españoles, que no son recientes sino que se prodigan desde hace muchos años, abarcando a varias generaciones de estudiantes, nos indican que nuestra ciudadanía, poco menos que analfabeta, no posee instrumentos críticos; y por tanto, es incapaz de sostener una democracia.

En la llamada "vida pública", aprendemos a forjar el analfabetismo educativo. Hay algo peor que la corrupción; y es la ignorancia autosatisfecha. Si es siniestro que los aprendices de ciudadanos (los jóvenes estudiantes), comprueben que las responsabilidades supuestamente ejemplares han recaído en individuos reprobables, aún es más destructiva la generalizada exhibición de incultura, que se realiza en todos los ámbitos. Poca confianza puede generar, desde luego, que un presidente del Tribunal Supremo sea acusado de corrupción, que un ex-director del Fondo Monetario Internacional sea imputado o que un ex-presidente de la Confederación de Empresarios; sea encarcelado, por citar solo los casos más recientes de una cadena interminable, pero, ¿qué decir del desprestigio de la cultura en los tres poderes que sostienen, o deberían sostener, la arquitectura democrática?.

¿Vivimos en una democracia de ignorantes?.

Hay un  estilo "mediocre de tertulianos, basado en el grito, el sarcasmo; y la impunidad. ¿No sería, por eso, igualmente mágico que tuviéramos una escuela intelectualmente rigurosa, en un país literalmente cautivado por las tertulias radiofónicas; y televisivas, las cuales, con pocas excepciones, son ollas de grillos en las que triunfa el más gritón, o el que se figura más gracioso, o el que aspira a mayor impunidad?. Lo más llamativo de este predominio del estilo tertuliano sobre el estilo crítico, es que el contagio, lejos de circunscribirse a la vida pública, ha alcanzado también, y de lleno, a la vida privada; y en consecuencia, el sectarismo, la parodia; y la miseria cultural se han convertido en moneda de uso corriente.

¿Qué estímulos recibe el aprendiz de ciudadano para inclinarse hacia el rigor en el esfuerzo?

De ahí que no sea un detalle menor, sino todo lo contrario, que las principales penurias de nuestros estudiantes se concentren en las matemáticas y en la lectura. De ser examinados, igual les pasaría a nuestros políticos y a nuestros jueces, a nuestros periodistas y a nuestros padres de familia. No es un estigma, pero sí un compartido desdén por la raíz de la libertad. Y, a este respecto, tanto las matemáticas como la lectura son piedras de toque.

El hecho de que la escuela aquí, mediocre en todos los aspectos, según datos que se repiten con alarmante periodicidad, sea especialmente deficiente en ciencias naturales, matemáticas; y comprensión lectora de los textos denota unas carencias intelectuales que sobrepasan, con mucho, el marco escolar o universitario: son carencias que afectan gravemente a la cultura democrática; y que no han sido paliadas en los últimos tres decenios. La falta de una arraigada tradición humanista e ilustrada, por causas históricas bien conocidas que el franquismo acentuó, no ha sido contrarrestada con eficacia en la vida pública española, de modo que se han sucedido reformas educativas que no solo no han contribuido a la mejora de la educación sino que no han servido para la consolidación de una ciudadanía libre, sin esta, todo el edificio democrático es una casa vacía.

Y. Ese es el riesgo de enterarte, de una noticia de este tipo en una sala de espera, cuando el retraso de tu dentista te deja mucho tiempo por delante. Le das vueltas; y vueltas a la información; y no sabes si llorar o reír. ¿Una séptima reforma educativa?. Lo que está en peligro es la democracia en manos de los ignorantes. Cuando no queden ciudadanos, solo habrá súbditos.