Las imágenes que ilustran este reportaje han sido tomadas en Pineda de Mar (Barcelona),en el Paseo Maritimo; pero podrían ser de cualquier otro lugar de España. En nuestro país, la poda de árboles se confunde, muy a menudo, con algo más parecido a la tala.En estos meses de inviernos es la época de la poda, y en muchas ciudades se ven escenas de hacha y motosierra que no desmerecen en nada a los mejores éxitos del cine . Así es el catálogo de horrores que queda tras el paso de muchas cuadrillas de llamados 'jardineros'.Árboles mutilados, con el tronco desmochado, desprovistos de casi todas sus ramas y, muchas veces, reducidos a una especie de candelabro fúnebre: un simple fuste con tres cortos muñones.La escena se ha hecho tan abundante que, incluso, parece normal. De hecho, son muchos los ciudadanos que creen que es necesario podar los árboles urbanos, que éstos agradecen el corte drástico de ramas y troncos y que, incluso, crecen mejor gracias a ello. Pero no es así. Los árboles no necesitan podas. Por el contrario, sufren, se debilitan, enferman y mueren por ese manejo. Esta costumbre errónea deja un legado patético: árboles feos, contrahechos y que no dan los servicios que requerimos de ellos, como la sombra o la belleza. En otros países no es así, pero en España tenemos la manía podar los árboles. En algunas zonas es casi una leyenda rural que los árboles necesitan podarse y que si no se les poda se mueren. Esa es una idea que está muy relacionada con árboles frutales pero se ha generalizado a cualquier tipo de árboles y es un error. Los árboles, crecen según sus posibilidades y eso les lleva a tener una forma específica. Empeñándonos en dejarlos en muñones todos los años les hacemos un flaco favor. No hay más que ver los miles de ellos que mueren todos los años en las ciudades por esos excesos.Aunque es poco lo que se sobre jardineria; yo creo que la poda violenta daña al árbol: Hacer un desmoche (cortar el tronco principal) o un terciado (quitar la tercera parte de las ramas o dos tercios según distintas escuelas de jardinería); es prácticamente acabar con el árbol. En un árbol normal lo que habría que hacer es quitar las ramas que están secas o enfermas y, prácticamente, dejarle crecer de forma normal. Con los cortes lo único que haces son unas heridas muy grandes por las que entran virus y hongos y al cabo del tiempo tendrás un árbol podrido que al primer viento perderá ramas o se caerá.
P.D. Ni mucho ni poco ni poco ni mucho, todo en su justa medida,,