Votar o no votar, ese sera el dilema: En estas decisivas elecciones:
Estamos acostumbrados a considerar el voto, como un regalo que hacemos al electo; un cheque en blanco para que quien lo reciba sea libre para decidir por nosotros; y adelantar los proyectos que tenga a bien realizar, desligando el acto de votar de cualquier compromiso, entre el elector y el elegido; al votar hacemos un descargo de nuestra responsabilidad en el candidato, nos lavamos las manos y para casa a esperar los resultados.
Esta visión que se tiene del voto, promovida desde el poder por mucho tiempo, (desde principio de la Democracia), nos hace creer que mientras hayan elecciones, habrá democracia, como si ese fuese el único medidor posible para evaluar el sistema. De esta forma; Mas se ha encargado de exacerbar el componente emocional como factor decisivo,(independencia); a la hora de votar no bastan las propuestas, ni los programas, ni la trayectoria de un candidato también tiene que darte confianza, y hacerte sentir bien, y no solo que te regale el oído para que le des tu voto, y si además te dice que nadie gobernara como él y que lo vas a perder todo si no le das tu voto; y así es como va, jugando con la relación sentimiento/miedo de los votantes.
Aunque el componente emocional siempre es parte de la votación, se nos olvida que el voto es también un compromiso; entre el votante y el funcionario a elegir, se trata de dejar a un lado el compadrismo que nos tiene fastidiados, ese que nos hace evitar denunciar un acto de corrupción en el trabajo; para no ser “chivato” o porque la persona es una buena persona. Los funcionarios electos tienen la obligación de cumplir sus compromisos; con los votantes y estos a su vez tienen la tarea de exigirles y demandarles responsabilidad, en sus cargos, transparencia en las cuentas; y la búsqueda de consensos. No se vota para aplaudir, eso es de fanáticos("y palmeros") sin criterio, por el contrario, hay que hacer valer el voto.
Votar en blanco y abstenerse es lo mismo; no votar no soluciona el problema sino que en muchos casos lo agrava, el sistema está diseñado para que el abstencionista; no sea tomado en cuenta. Quien se abstiene no está protestando de ninguna manera ni está dejando de ensuciarse las manos en la política, los que dejan de votar se meten en un mismo saco que incluye a los que se van a la playa porque no hay nadie ese día, a los que viven con miedo y a los que creen que no participar es una postura coherente.. P.C.A. Votar o no votar he ahí el dilema...