Mire vuestra merced, señor caballero Don: Rubalcaba, que no se le olvide lo que el Ministerio me tiene prometido; que yo lo sabré gobernar, y sacar provecho por grande que sea. Has de saber, amigo Pepiño el Rojiño, que fue costumbre muy usada de los caballeros andantes antiguos, hacer gobernadores (y ministros) a sus escuderos (y vasallos), de las ínsulas o reinos que ganaban, y yo tengo determinado de que por mí no falte tan agradecida usanza; antes, pienso aventajarme en ella: porque ellos algunas veces, y quizá las más, esperaban a que sus escuderos fuesen viejos; y, ya después de hartos de servir y de llevar malos días y peores noches, les daban algún título de conde, de ministro o, por lo menos, de marqués, de algún valle o provincia; pero, si tú vives y yo vivo, bien podría ser que antes de tres meses ganase yo tal reino, que tuviese otros a él adherentes (Galicia), que viniesen de molde para coronarte por rey de uno dellos. Y no lo tengas a mucho, que cosas y casos acontecen a los tales caballeros, por modos tan nunca vistos ni pensados, que con facilidad te podría dar aún más de lo que te prometo. P.D.Los sabios son los que buscan la sabiduría; los necios piensan ya la han encontrado.