Me dicen, que estoy vagueando; porque ya no escribo todos los días de la semana, de los meses; y del año como hacia antes,(en mi blogger); y la respuesta es que más bien estoy, como cuando fumaba, estoy empedernido, dejando que se me pase el mono de contar cosas a diario, porque no me excita ese ejercicio cuando lo hago casi por obligación.
Escribo todos los días(sobre todo en facebook;); y en el grupo"hablemos de burguillos": (pero son páginas de reinvicaciones e información de lo que ocurre, en este pueblo donde hace tres meses me vine a vivir); y de un nuevo futuro que estoy construyendo.
Reflexionar sobre la nueva especie que nos rodea, (podemos ; y sus derivados): resulta repetitivo; y nada estimulante, lo cual no significa que no esté construyendo algún personaje de ficción; que podría militar en el mundo del vomito que nos rodea.
Así que desde que estoy aquí; (como si estuviera de vacaciones), como si estuviera en mi retiro veraniego, del que tan necesitado estaba; y estoy para superar males recientes, dedicó mi tiempo a vaciar mi mente de preocupaciones; y a reconciliarme conmigo mismo, que últimamente estaba empezando a quererme muy poco.
Estoy redescubriéndo, sensaciones hace tiempo olvidadas; y que pasan por convivir con gente nueva; y de otro mundo.
No crean que hablo de fantasmas, o seres reencarnados que vivieron hace años; y ahora han regresado. No me refiero a ese tipo de personajes reales, sino a gente extraña que vive sin prisas, habla despacio, camina sosegadamente, cuenta historias que merece la pena escuchar; y dicen muy pocas tonterías.
Pertenecen a una especie en extinción, que no se ha contaminado aun con el virus de la intolerancia, entre otras razones porque prefieren leer a escuchar tertulias políticas, charlar con amigos en vez discutir, compartir historias antiguas más que enfangarse, en el debate cainita; y maniqueo de buenos, malos; y enemigos eternos.
Estoy hablando, con gente que nunca se aburre; y sus palabras siempre me enseñan algo. Gente que sabe que la vida es para vivir-la; y convivir-la y, aunque algunos de ellos tienen también sus indeseables, dedican más tiempo al buen vino; compartido que a la mala bilis en soledad.
No sé por qué será, pero; salvo los casos que siempre existen; y existirán de rencillas que se heredan de generación, a generación;(que siempre hay en los pueblos), por cuestiones de lindes o líos de faldas, aquí pueden coincidir, saludarse, compartir el pan; y los peces y; jugarse una partida, tipos recios pero sanos de mente, que dejan sus diferencias para el momento adecuado.
Les prometo que esta España existe, aunque yo no la he encontrado: (en Barcelona); allá de donde vengo.