Tengo la sensación, de que cuando les dedico estas líneas a los mariachis de tercera que tenemos, en España; y que se ocupan de marear la perdiz por tierra, mar, aire; y televisión, no solamente pierdo el tiempo; sino que posiblemente aburra a quienes me leen.
Por eso busco otros asuntos; y a veces hasta los encuentro, para ponerle sonido a historias que nos reconcilian con nuestra condición humana, porque aunque es verdad que el hombre es un lobo para el hombre, con frecuencia también en buena gente.
La simpatía; y el respeto internacional que ha inspirado Mugica, se debe solo a una cosa: su coherencia heterodoxa, porque lo que ha hecho durante su vida política, es algo que no se estila. Fue un reflejo de lo que eran la gente sencilla de su país; y al abandonar la política continúa tan ligero de equipaje como cuando llegó al poder.
Él dice "que no es pobre, que es sobrio, que vive con lo justo para que las cosas no le roben su libertad".
Múgica, gobernó cinco años su país. Antes estudió, trabajo en su chacra, fue guerrillero, pasó once años en la cárcel, aislado, pagando sus deudas con la justicia; y la vida le enseñó que le basta con leer, escuchar palabras, si no son necias; y sonidos si son armoniosos. Ahora, que ya no es presidente, ni diputado, camina acompañado de una perra que solo tiene tres patas, piensa en voz alta; y siente que su país lo es de gente honrada, con algunas excepciones.
No sé si los uruguayos están orgullosos de él, aunque deberían, pero a mí me habría gustado que fuese español ,(porque sus abuelos fueron vascos); pero en estos tiempos una persona como él no tendría sitio entre nosotros, porque un inimaginable que un ex- Presidente de una nación, por pequeña que sean, no vaya en un Audi blindado; y cobre por sus consejos de alguna compañía multinacional.
La honradez no tiene fronteras.
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Pedrosa