
Sabemos bien que la intolerancia no es una virtud, ni social, ni popular y en este caso; la tolerancia del Estado hacia los fumadores tiene mucho de cruel desprecio, a esos pobres ciudadanos enviciados, pero ya se les avisa en las cajetillas del peligro que corren, y si quieren acortar voluntariamente su vida en las cámaras de gas de los clubs de fumadores legalizados, se perderán votantes, contribuyentes, y consumidores, pero también se ahorrarán lo suyo en pensiones y gastos médicos, y es que, en realidad, visto lo visto; en este mundo de hipocritas, donde lo que cuenta es lo material; resulta casi necesario parafrasear a quien dijo; ¿Salud para qué?.Si somos polvo y al polvo volvemos.
P.D.Tu libertad es mi libertad, no fumes si puedes, no te dejes dominar,no seas esclavo..