https://youtu.be/maM5QI3REw8

miércoles, 17 de agosto de 2016

La propiedad privada te hace esclavo.

(Vaya por delante que no creo en la propiedad privada, ella es la que nos "esclaviza".)


cuando alguien dijo "esto es mío", se convirtió en fundador de la sociedad civil. Con este paso, habríamos entrado en el proceloso, mundo de la desigualdad, en un mundo de ricos; y pobres. En el mundo de la propiedad privada. En un mundo de injusticias.  Ya tenemos ante nosotros los engaños.  Pero ¿de qué engaños estamos hablando?. Me referiré sólo a tres. No son exclusivos de la izquierda, pero encuentran en ella un terreno abonado para florecer.

En primer lugar, la "propiedad privada". La izquierda, coherente con la idea de que vivimos en el infierno capitalista, siempre ha tratado de "liberar a la clase obrera", de sus cadenas. Hay un libro que habla de: que.


"El capitalismo impone su orden totalitario, con infinitamente mayor eficiencia, que todos los campos de concentración nazis juntos".


Pero los trabajadores, en general, no han hecho caso de "sus intereses objetivos";  y no han sido partidarios del revolcón revolucionario; y emancipador. Han preferido ventajas; y comodidades materiales. ¡Qué asco!. Y de ahí han pasado ¡qué horror!, al consumismo. No al comunismo. Es duro tener que aceptar los hechos. Los adversos quiero decir. Por eso la izquierda suele negar las evidencias que no le interesan. De ahí su afición a la mentira. Y a la utopía. No es casual que algún  economista  haya dicho; y   argumentado  que, sin propiedad privada, se crea una dependencia del Estado, tan grande que nos convierte prácticamente en esclavos. Por tanto, la propiedad privada no es sólo que facilite el crecimiento económico, sino que es, además, una garantía de libertad frente a la tentación totalitaria del Estado.


Según https://www.google.es/search?q=Johan+Norberg&oq=Johan+Norberg&aqs=chrome..69i57j0l5.1951j0j7&sourceid=chrome&ie=UTF-8   : "La experiencia demuestra que las clases más pudientes no son las más beneficiadas en la salvaguardia de la propiedad privada. A menudo ocurre a la inversa: los ciudadanos de menos medios son los que tienen más que perder en una sociedad en la que no se garantiza la propiedad privada".  

En segundo lugar, la "piedad".

Este maravilloso sentimiento, ligado a la compasión; y la misericordia hacia los que sufren, es propio de comunidades pequeñas.


 En ellas hay una fuerte cohesión social, estrechos lazos de parentesco; y muy débil división del trabajo social, entre otras características. Dado que el individuo, tal como lo entendemos hoy, no puede existir en este contexto (aparecerá mucho más tarde), necesita la piedad; y la ayuda de los demás para sobrevivir. Todos se necesitan a todos. Forman una gran familia. Sólo así pueden sobrevivir a los peligros del hambre; y los ataques foráneos. 

El "interés común".


No es de buen tono progresista, hablar de "interés común", sin criticar, al mismo tiempo, el cruel individualismo que nos invade. La izquierda clásica atacaba, no sólo la economía de mercado sino el sistema institucional que le servía de legitimidad. Lo llamaba la "superestructura ideológica". Por su parte, la izquierda contracultural afirma que el sistema capitalista, en su conjunto, es opresivo porque tiene mucha capacidad para integrar las protestas.  Y este  es el mayor engaño.

 La "moral cálida", sólo pervive, en nuestras sociedades extensas, en las familias bien avenidas, en la amistad íntima; y en personas como Teresa de Calcuta; y similares. Así que no engañen más, ni vivan engañados. Y que no se crean moralmente superiores. No lo son. Por mucha demagogia que le echen a la cosa.



En fin, la propiedad privada sería fuente de innumerables males, como el egoísmo y la insolidaridad, que impedirían la aparición del "interés común". Bien es cierto que puede sonrojar (a la gente decente), la utilización de ejemplos como el de Cuba, Corea del Norte; y similares, en los que está proscrita la ("propiedad privada" de "los medios de producción".) Aunque en estos "paraísos comunistas" tienen mucho "interés común". O sea, el interés común de ¡¡huir lo más rápido posible!!.


En las sociedades extensas; y democráticas actuales, obligar al "interés común", sólo puede hacerse con opresión, fuerte control estatal; y pérdida de libertades individuales. Esto es así porque hay, en tales sociedades extensas; y democráticas, una gran variedad de intereses, a veces contrapuestos, que deben respetarse. Algo que la izquierda emancipadora no quiere, porque exige "salvarnos" de nuestras propias miserias.

En las sociedades extensas; y democráticas actuales, el respeto mutuo; y los derechos han sustituido a la "moral cálida", salvo algunas excepciones. 

Pero si uno escucha el desprecio con que la izquierda, en general, habla del mercado, la propiedad privada; y el individuo, parece que la izquierda añora la tribu cálida; y cohesionada de los tiempos primitivos en que todo era de todos. ¿O es sólo de boquilla?..  

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