¿Te puedes fiar de quien promete y no cumple?..Los hombres y las mujeres honrados y de honor, se reconocen con facilidad; cuando respetan la palabra que ha empeñado.
En otra época, la palabra empeñada era de tal trascendencia que quienes así se comprometían no les era necesario firmar un papel; para cumplir aquello que por el uso del verbo que salía de sus bocas era suficiente sello, como para ser honrado y cumplido tal como era manifestado, tal y como era convenido.
Ahora nos encontramos con hombres, y mujeres;(mayormente politícos); que con una descarada facilidad dicen y se comprometen a hacer cuanto las circunstancias le exijan, para quedar bien en ese instante de tiempo; y al momento de hacer efectiva la palabra por las que se les dio crédito, inventan y esgrimen cuanto argumento puedan y tengan para no cumplir.
Cuando las personas cumplen la palabra empeñada, gozan de buena reputación y de solvencia moral, en caso contrario su palabra es sinónimo de descrédito, de deshonor, de deshonra. Una persona así, es de baja ralea, es un vulgar delincuente cuya palabra es un cheque sin fondos, es un parapeto ambulante con el pestilente hedor de quien ha caído en un pozo séptico que no logra disimular ni con la fragancia más costosa.
La palabra dada y aceptada entre personas de honor es el compromiso de una contraprestación futura; y su incumplimiento es una burla, una mofa, y una insolencia hacia quien la ha creído; y para quien se ha hecho creer.
Dicho de otro modo, una persona sin palabra es una desvergüenza para si misma y para sus congéneres, porque no solo comporta una desconsideración para quien creyó en ella o en él, sino para su propia persona.
Una persona sin palabra desde luego es una persona mentirosa. Así los refranes recogen "que quien no cumple su palabra al fin su desdicha labra" y " quien no cumple su palabra a las consecuencias se atiene"
Además, la mentira como una expresión de falsedad es una patología.
A quienes les gusta engañar a los demás, su palabra jamás será auténtica, porque siempre habrá dentro de ella algún engaño para incumplir los compromisos.
Por eso, cuando no se cumple la palabra, se pierde el honor; y cuando se pierde el honor va todo de mal en peor.
Desafortunadamente, las personas sin palabra y sin honor, engañan a las personas honestas, a las que no tienen maldades, porque nunca han pensado no cumplir; y ven en su propia condición la honestidad del otro, porque desgraciadamente, "no hay nada más fácil que engañar a un hombre honrado". P.D. Nunca prometas, lo que cumplir no cuentas..
Mi propia experiencia...
Cuando yo no acudo a una cita y no aviso; es que en realidad no quiero la terapia o tengo miedo de enfrentarme al problema. Si aviso, se me daria una segunda cita.
Si a èsta no acudo, me llaman por telèfono y me preguntan el motivo de mi falta. Si hay una tercera falta, seguro me daran de baja y no se vuelven a acordar de mi o hasta que me llamen otra vez, y me ponen condiciones: Y me dicen que si no voy no me reciben más.
Antonio, ¡todo esto que dices era antes hombre!. Que estamos en otros tiempos, que eso no se lleva, que eso no se enseña ni en los museos.
ResponderEliminarUno que lleva mandando desde que murió un dictador dice que ahora sí, que ya veréis. ¡Y todo arreglado hombre!.
Tienes que ponerte al día Antonio.
ANTONIO: Ocón tiene razón cuando dice que estamos en "otros" tiempos. Pero tú tienes aún más razón en todo lo expuesto por ti: la autenticidad no es una moda "del momento" sino una virtud que hay que saber atesorar, y la palabra empeñada sobre la misma, se cumple o no. ¡Así de simple!
ResponderEliminar