Mi reflexion para las proximas Elecciones Municipales.Hoy quiero hacer una reflexion: Es curioso, de ver el afan de notorieda que se desarrolla en tiempos de elecciones, los políticos de este pueblo, los alegres discursos que indilgan al paciente hombre del pueblo reunidos en las plazas y sedes del partido y en los medios de comunicación, las infinitas promesas que se hacen sabiendo que nunca van a cumplir, lo cual es un engaño manifiesto. Un engaño con alevosía.Se ignora si aprovechan los estados hipnóticos que el contagio colectivo sobrecoge a las masas inermes, o explotan conscientemente la credulidad del pueblo ignorante.Los mismos señores que suben al "stand" con el aplauso supuestamente libre del pueblo, cuando se instalan en su cargo, en el gobierno de su ayuntamiento, diputación, consellería, delegaciones, gobierno central, desaparecen, hacen silencio absoluto, silencio que es burla a toda la gente que aplaudía frenética en la fiesta, a los que fueron a votar con la mejor intencion y pusieron el sobre en el bolsillo, a todas las promesas que lanzaron a boleo sin la menor garantía de cumplirlas y volverán a repetirlas seguramente iguales en la próxima contienda electoral.Esto sucede al día siguiente del proceso, al barrer de las paredes los eslóganes de la propaganda, al jurar el cargo según un estricto protocolo plagado de ceremonias, ese mismo día, se produce la gran metamorfosis.La cenicienta de ayer que recorría calles y plazas ofreciendo flores, besos y sonrisas, es ahora el “jefe” intocable, inaccesible, con toda la presunción y el boato de príncipes orientales. Todo ha cambiado en poco tiempo. Ya no hay sonrisas, aquel pueblo entrañable de los mítines que se movía en oleadas de aplausos a su alrededor ya no existe, queda en el álbum de los recuerdos relegado al olvido, se desdeña su presencia aun en los encuentros fortuitos en los pasillos o se mira con desdén desde el sillón de su despacho y se escucha como mucho su voz a través de muchos secretarios, muchas solicitudes y algunas recomendaciones. Lograr una cercanía como los días de las campañas, o una entrevista sin el montaje de protocolos inventados, es misión imposible. El teléfono, se cansa de sonar en vacío, porque es hora del café, porque está muy ocupado, porque tu nombre no figura en la lista ni tiene resonancias políticas, económicas de interés. Ahora el jefe camina por las calles, inflado de orgullo, tieso de prepotencia, protegido contra el contagio plebeyo, ni oye ni ve ni conoce y el que carece de padrino o tutor en la administración o no lleva una buena carta de recomendación debe desistir de conseguir algún beneficio y permanecer alejado.A veces son peores los pequeños jefecillos locales, los cabeza de ratón cercanos "the useful idiot." Siempre tienen pretextos para marcar la diferencia. Si han llegado al trabajo, que pocas veces lo hacen a su hora, deben firmar papeles, tomar café, atender una visita, obligar a la secretaria decir que ellos nos están. Y lo hacen con tono rutinario, casi ya con cierto automatismo de costumbre, con el orgullo de ministros y con la desgana que le produce el menosprecio de aquella gente que iba a los mítines y ahora ya no interesa. Para fingir que hacen algo se dejan verde de vez en cuando, y debaten sin contar con el pueblo, alguna propuesta muy formal, que se publican el "Folletin" y se fijan en las paredes sin que nadie llegue a comprender ni asimilar.Un comportamiento alejado del pueblo que pone de relieve el desdén y el poco respeto que la gente de arriba ofrece habitualmente al hombre de las urnas.Ridículos gobernadores de ínsulas perdidas que carecen incluso de aquella elemental sabiduría popular que le sobraba al escudero manchego.Los que estan arriba, "en la poltrona" no contestan cartas porque los de abajo no merecen esa consideración.Son como pequeños "dioses" inflados de poder que desdeñan la comunicación con los plebeyos. Pues no, no contestan. Se supone que deberían hacerlo porque hay una ley de administración local que les obliga; pero no lo hacen dejando a un lado naturalmente honrosas excepciones. Ni siquiera una simple respuesta, donde ésta debiera manifestarse con claridad, brilla también por su ausencia cuando se rechaza olímpicamente el mínimo gesto amable de una pregunta. No saben que el mayor desprecio está en no dar aprecio.Un detalle es suficiente para mostrar la acrimoniosa actitud de los grandes hacia los pequeños que apenas se disimula. Una simple respuesta. Es el silencio despectivo de nuestros representantes, de los directores generales, de los pequeños jefes locales, que pagan así el regalo de los votos masivos en las urnas. Silencio, desprecio, olvido, ineficacia, rutina que mata el sistema democrático que tan presuntuosamente se pregona en las campañas.The "Useful idiots" de segundo o tercer grado de mando suelen ser más torpes que los "illitrates" de alta graduación.Hay en los mandos medios muchos más complejos, más ambición humana, más espíritu servil, más ansia de poder, más deseo de escalar y menos escrúpulos en el ejercicio de mando. Y las promesas que se hicieron con tanta alharaca ahora se diluyen en el silencio y el desprecio, las reclamaciones habladas o escritas, la defensa de los derechos propios y ajenos, individuales y colectivos, casi siempre termina en el eterno silencio administrativo. La callada por respuesta, la obligación de responder a los requerimientos escritos, el número de registro de una solicitud administrativa, considerar el silencio como respuesta afirmativa, son todas pruebas claras de la ineficacia de función administrativa como norma general.Hay quien a sido víctima muchas veces de esta práctica. Y creo ese mala praxis administrativa es políticamente rentable, al menos a menos a corto y mediano plazo porque mantiene al pueblo callado; importa mantener la situación en calma, que no suceda llamativo para no interrumpir la somnolencia de las masas, que no se enteren de su posibilidad de votar con otros colores, de la posibilidad de una huelga reivindicativa de sus derechos violados. Lo importante es que termine la legislatura, que venga el sueldo todos los meses, mantener la calle tranquila, mientras dura la legislativa; si no se enteran mejor, archivar las causas, entrar el vía judicial que es vía muerta, tapar las crisis, hacer silencio. El eterno silencio de una administración ineficaz semejante al silencio de las tumbas.
P.D. Todo lo aqui expuesto es fruto de mi imaginacion, y los personajes son ficticios, que todos y ningunos se sientan aludidos. pues de todo hay en la viña del señor..